Siempre que se habla de la muerte, la gente reacciona con miedo, no les gusta hablar de este tema, lo ven “tan lejos ese día”, la gente sigue creyendo que se va a morir de viejos, pocas gentes hablan de su testamento y mucho menos se habla de sus funerales, y actualmente durante la pandemia de Covid 19 nos hemos enfrentado al dolor y sufrimiento físico y emocional, como nunca, demasiadas personas han muerto por este virus, y de todas las edades ,y aun así, seguimos sin hablar de como quisiéramos llegar a nuestro final de vida.
Derecho a morir con dignidad es una asociación civil mexicana, que busca promover los cambios sociales y legales para que los ciudadanos puedan optar legalmente por una muerte digna, sin dolores innecesarios y en un ambiente de paz. DMD defiende la muerte digna en México en los distintos ámbitos de la sociedad como un derecho humano.
Los objetivos de la asociación son trabajar en aras de la realización efectiva de los derechos; fomentar la autonomía y protección de la libertad de las personas para decidir sobre su propia muerte; difundir los derechos de los pacientes para poder participar en las decisiones durante el tratamiento de la enfermedad; y crear espacios de discusión para promover la reflexión sobre estos derechos.
LA VOLUNTAD ANTICIPADA,
¿Qué es?
Es un instrumento mediante el cual una persona competente establece por escrito su voluntad sobre los tratamientos que querría y no querría recibir en caso de llegar a encontrarse en una situación en que no pueda expresar por sí mismo su voluntad. La voluntad anticipada entra en vigor cuando la persona ya no es capaz de expresarla.
Las entidades que cuentan con esta regulación son: Aguascalientes, Ciudad de México, Coahuila, Colima, Estado de México, Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, Oaxaca, Michoacán, Nayarit, San Luis Potosí, Sonora, Tlaxcala, Yucatán, y Veracruz. En el resto del país no es legal. Hay iniciativas de ley que se han presentado en estados donde todavía no se ha legislado al respecto. Esperemos que en Sinaloa y en todo México se llegue a la legislación en corto tiempo.
¿Qué es muerte digna?
La muerte es la última experiencia del hombre; la experiencia cumbre de nuestras vidas. La muerte da miedo; es enfrentarnos con lo desconocido y esto no deja de producir vértigo.
Sin embargo, la muerte se antoja menos temible, o al menos un poco menos temible cuando sabemos que podremos atravesarla sin dolor físico inútil e innecesario porque ya no hay esperanza; cuando sabemos lo que podremos hacer porque existe el marco legal que nos lo facilita, que nos lo permite; cuando sabemos que podremos vivir nuestra muerte con la tranquilidad que da la ausencia de dolor, sin tubos que hagan de nuestros últimos momentos un calvario de sufrimientos terribles que nos impidan despedirnos en paz de quienes amamos, de quienes nos han acompañado durante la vida.
La muerte se antoja menos temible cuando sabemos que podremos decidir, que ha llegado nuestro momento de partir y queremos despedirnos en paz. Pero para que esta posibilidad se abra a todos los mexicanos, para que pueda darse de manera abierta sin temor a sanciones legales o reparos sociales que la hagan impracticable; para que sea posible en nuestro país optar por una muerte digna, hace falta recorrer todavía un camino arduo. Un camino plagado de tabúes, creencias arcaicas, ideas religiosas, vericuetos y tecnicismos legales y económicos, entre otros, que hay que ir solucionando poco a poco.
El tema del derecho a morir con dignidad, está en el ambiente y en nuestra realidad como seres vivos. En México tenemos las bases, no tenemos que partir de cero para movernos en esa dirección. Legalmente, ha habido avances. Cuando se trató el tema de trasplantes de órganos se consiguió que se aceptara que la muerte cerebral equivalía a la muerte de la persona.
Documento de Voluntad Anticipada
Es una propuesta de formato de voluntad anticipada que debe ser llenado y firmado ante un notario para que tenga carácter legal e irrevocable. Puede ser modificado por el otorgante en cualquier momento, como un testamento
Relación médico-paciente, el médico empleaba todos sus conocimientos en beneficio del paciente, ya fuera para mitigar su dolor, curar su enfermedad o salvarle la vida. A cambio, el paciente desempeñaba un comportamiento pasivo limitado a cumplir las órdenes del médico sin cuestionamiento alguno. Esta actitud se justificaba en la convicción de que el médico buscaba, en forma prioritaria, el beneficio de su paciente. Ambas partes de la relación combatían enemigos comunes: la enfermedad, el dolor y la muerte.
Desafortunadamente, la práctica médica en grandes hospitales, la alta tecnología y, en algunas ocasiones, la mercantilización de la práctica médica, han deshumanizado la interacción de los protagonistas. Como resultado, en innumerables situaciones, el anterior binomio, médico-paciente se ha transformado en una contienda. Los derechos de los pacientes se ven confrontados con los derechos de los profesionales de la salud.
Las decisiones acerca de cuáles son los tratamientos que el médico debe seguir se encuentran inmersas en esta confrontación. ¿A quién corresponde tomar las decisiones? ¿Al médico o al paciente? Y si éste se encuentra imposibilitado para manifestar su voluntad, ¿quién decidirá por él?
La bioética, como nueva disciplina que reflexiona, entre otros temas, los aspectos éticos de la medicina, ha elaborado principios que se centran en la autonomía del paciente. Bajo este principio, el paciente se transforma en el agente que toma los controles y elige. Esta nueva actitud implica que el sujeto cuente con un grado de libertad integrada por varios elementos: Información suficiente y adecuada sobre su estado de salud, así como sobre las alternativas terapéuticas a su alcance y sus riesgos. Una información insuficiente o equivocada impediría el ejercicio de una verdadera elección. Conviene tener en cuenta que también debe respetarse el derecho de toda persona a no ser informada.
Pero, ¿Qué sucede cuando la precariedad de su salud le impide tomar decisiones? Conscientes de estos cuestionamientos, algunas organizaciones médicas y legislaciones de varios países han implementado ciertas fórmulas que permiten a las personas manifestar su voluntad para que ésta se cumpla una vez que ellas no sean competentes para expresarla, por eso, es importante que expresemos en casa ante nuestra familia lo que sí queremos y lo que no deseamos en un momento crítico en una estancia en un hospital y si lo podemos dejar por escrito, mejor.