No siempre podemos evitar a la gente tóxica, pero sí está en nuestras manos evitar que sus malas vibras nos contagien. Para ello, primero debemos aprender a identificarlos. Ellos son:
Los envidiosos – Como no se creen dignos de nada bueno, se dedican a husmear nuestros logros, no para inspirarse, sino para vengarse con críticas y actitudes negativas.
Los descalificadores – Este tipo de gente tóxica intenta controlar a nuestra autoestima menospreciando lo que hacemos o decimos. Pueden alabarnos un día y al siguiente nos descalifican sin reparos. Agrandan nuestros errores y minimizan nuestros triunfos.
Los falsos – Son los que tratan de esconder su inseguridad fingiendo llevar una vida que no tienen, hablando de sí mismos con superioridad o actuando como víctimas.
Los conformistas – Los que por temor a equivocarse no corren riesgos y se niegan a los cambios. Son personas perezosas, monótonas y sin visión, que nos limitan a la hora de crecer.
Los chismosos – En su afán de agradar a otras personas, este tipo de gente tóxica revela a nuestros asuntos privados, incluso los detalles más íntimos.
Los perfeccionistas – Insatisfechos crónicos para los que nada ni nadie es suficiente. Esconden su necesidad de ser aceptados creando conflictos y siendo rígidos y extremistas.
Los manipuladores – Son los que se aprovechan de nuestras debilidades para obligarnos a hacer o decir cosas aunque no queramos.
Los soberbios – Los que con orgullo y autosuficiencia creen tener la razón en todo y con todos. Su amor propio es excesivo y descartan nuestras sugerencias u opiniones.
Estos ejemplos de gente tóxica tiene poder sobre nosotros porque no somos capaces de ejercer el nuestro, ya sea por baja autoestima o inseguridad. Por eso, debemos recordar lo siguiente:
El destino determina quién entra en tu vida, pero tú decides quién se queda…!!!
Excelente vivo con una persona descalificadora y cada vez puedo menos con eso…