Cuando se aproxima la muerte de mis padres.

A veces, no siempre, tenemos la dicha de tener a nuestros padres por mucho tiempo, tanto que se nos olvida que algún día no los tendremos, ya sea porque uno de ellos morirá o porque yo moriré antes , eso no se sabe, quien partirá primero, por lo tanto debemos aprovechar al máximo nuestro presente con ellos, o si ya hay un diagnóstico final o simplemente ya observamos el envejecimiento natural del ser humano y sus indicadores, es momento de ya no postergar reuniones y demostrar nuestro amor y gratitud a quienes nos dieron la vida. 

A como pasa el tiempo, nuestros padres se van poniendo mayores.  A veces el solo pensar que algún día partan de nuestro lado, es una preocupación de todos los días, para ciertas personas, ahorita con esta pandemia del covid que aún no termina, nos lleva a reflexionar, sobre la naturaleza natural de la vida,  la inminente muerte de un ser querido… ¿Qué hacer cuando ya no hay nada que hacer?

Sin duda alguna uno de los momentos más dolorosos en nuestras vidas es , la muerte de un ser querido, ya sea por edad avanzada o por una enfermedad terminal en su fase final, o por un accidente. Siempre es difícil tener que despedirnos de quien amamos. Sin embargo, también es nuestra última oportunidad para pasar tiempo de calidad con ellos. Lamentablemente acuden a mi consulta mucha gente arrepentida, porque no aprovecharon el tiempo con su ser querido, pensando que quedaban muchos años por compartir y la vida los sorprendió, y a veces la gente se queda con mucha culpa.

En ocasiones la enfermedad nos da la oportunidad de avisarnos de los últimos días que tenemos con nuestro familiar, amigo o pareja, pero otros corren por otra suerte y se recibe la noticia de una enfermedad en fase terminal. Entramos en estado de shock, porque tenemos a lo mucho 3meses para convivir con él. Inconscientemente comenzamos el proceso del duelo, se le llama duelo anticipado. Siempre aferrándose a los médicos a la ciencia, y no a los milagros, buscando posibles opciones de tratamiento. Todo lo que podamos encontrar solo para prolongar un poco más, la vida de quien amamos.

Creemos que ya no hay mucho que hacer, pero es así, simplemente tenemos que aprovechar totalmente el poco tiempo que queda, y lo principal demostrar nuestra gratitud a este ser que ocupara siempre un lugar en nuestros recuerdos y en nuestro corazón. 

Ante la frase, ya no hay nada que hacer, podemos preguntarnos, realmente ¿no hay nada que hacer? Sí, quizá clínicamente ya no haya nada por hacer ante la inminente muerte. A pesar de esto, aún hay mucho que podemos hacer por nuestro ser querido para que sus últimos días sean más livianos, gratos y felices. Favoreciendo así una muerte digna.

 Por ejemplo, ayudando con tratamientos paliativos en caso de dolor. También es la oportunidad que se tiene para platicar, recordar anécdotas, limar asperezas, perdonar y ser perdonado, leerles un libro, pasear. Prepararles su comida favorita, reír, llorar, abrazar, agradecer, o simplemente estar, y algo muy importante preguntar si tienen algún pendiente, y si yo puedo ayudar a resolverlo, a la gente que va a morir muchas veces nos e les permite expresar sus pendientes, se les dice mentiras como: “todo va a estar bien”, “tú no te vas a morir”, “tú me vas a enterrar”, cuando ya se sabe un diagnóstico terminal, esa gente muere in que le permitan hablar de sus inquietudes, dudas o preocupaciones.

Un tema un tanto difícil, es lo que quieres en tu final, cosa que no debería de ser “difícil”, porque es un paso natural que daremos todos los seres humanos vivos, debemos de tratar el tema desde siempre, tan fácil de que queremos y que no , para el momento de nuestra partida. Generalmente estos son temas que no se tocan o solo se hace de manera superficial. A veces la muerte llega de sorpresa, uno termina improvisando y gastando más. Eligiendo cosas que en realidad no eran lo que hubiesen querido solo por no haberse previsto con anticipación. Es bueno escuchar y tener en cuenta los deseos y voluntad del que se va. ¿Qué desea que se haga con su cuerpo, entierro o cremación? ¿Qué lugar elige para su descanso eterno? ¿Con qué ropa le gustaría que se le vistiese? E incluso, ¿cómo le gustaría que vistieran sus seres queridos más cercanos? ¿música? ¿flores?  ¿velación? Alguna petición especial. Claro, siempre y cuando sea realista, acorde a las posibilidades.

Se nos olvida que estas personas quieren, necesitan y sobre todo: merecen ser tratados como las personas vivas que siguen siendo. Tenemos que dar respuesta a sus dudas y preguntas. Evitando ocultar información. Es importante escuchar sus opiniones, sus sugerencias y principalmente respetar sus decisiones.

Pasar tiempo de calidad y platicar con nuestro ser querido ayuda y bastante, a veces ni nos imaginamos que tanto. Y este tiempo de calidad es para él y para nosotros, para nuestro proceso de duelo. Ya que se puede ir asimilando y estar más resignados para cuando llegue el momento del desenlace. En ocasiones ellos solo quieren ser escuchados, sus historias de antaño, sus temores, sus dolores, sus amores, sus preocupaciones o tal vez solo su aceptación ante el próximo acontecimiento. El acompañamiento en los últimos días es de mucha importancia. Podemos ser el apoyo para dar respuesta a sus necesidades. Quizá soliciten guía espiritual, el servicio de un tanatólogo que ayude a asimilar la noticia y/o acompañe en el proceso de duelo. O quizá un masaje relajante que alivie las molestias y el cansancio físico.

Aunque la muerte es un acto individual, es cierto que solos llegamos al mundo y solos debemos irnos. Es de suma importancia, no dejarlos en soledad cuando llegue el momento de partir. Nadie quiere, ni debe morir “solo”.

 

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