Hay diferentes maneras de traicionar a una pareja, y la infidelidad, es considerada como la mayor traición que se le puede cometer contra el otro miembro de la relación amorosa. Cuando tenemos pareja, en la mayoría de los casos (a excepción de las parejas abiertas), inconscientemente firmamos un contrato implícito que implica lealtad, exclusividad y respeto.
La fidelidad, creamos o no, es uno de los pilares básicos en los que se sustenta una relación de pareja tradicional, y cuando sucede una infidelidad, es complicado volver a recuperar la estabilidad y conseguir que la relación funcione igual que antes. Ahora bien, complicado no significa imposible, pues hay parejas que superan esta situación tan delicada. Y hay que aclarar que, la infidelidad es cosa tanto de hombres como de mujeres.
Cuando la mayoría de nosotros piensa en la infidelidad, seguramente lo primero que nos viene a la mente es el sexo. Sin embargo, la infidelidad física no es el único tipo de adulterio que existe y menos en estos tiempos con tanta tecnología. Según explican un grupo de investigadores noruegos que realizaron un estudio que se publicó en la revista Personality and Individual Differences, una infidelidad nos duele igual, aunque no se haya producido el acto sexual. Y es que cuando nos engañan, ya sea con sexo o no, sentimos que la confianza se ha perdido. ¿Cómo podemos confiar en esa persona que decía querernos con todo su corazón?
En los últimos años las infidelidades están en aumento, y por supuesto, las nuevas tecnologías tienen algo que ver. Gracias a Facebook, WhatsApp o las diferentes apps para ligar, cada vez es más fácil tener relaciones fuera de la pareja. También es cada vez mayor la tentación de llevar a cabo infidelidades. Con esto de la pandemia del covid, una gran cantidad de mujeres acudieron a consulta tanatológica por el duelo de la pérdida de su pareja, hay que recordar que estadísticamente murieron más hombres que mujeres, vienen con mucho dolor y a las pocas semanas acuden a su cita con demasiado coraje porque por medio del celular de su pareja se enteran de todas sus aventuras amorosas y sexuales de su difunto marido o pareja.
El duelo después de la ruptura, lo viven todas las personas que han terminado con una relación, independientemente de si ha sido el culpable del quiebre o la víctima de la infidelidad. Todos sabemos que para nadie es fácil cambiar su estilo de vida de un momento a otro; siempre está presente el sentimiento de culpa y las ganas de remediar lo que se tenía, ya sea por amor, costumbre o seguridad, aunque esto no sea sano, muchas veces. La víctima es la que experimenta más dolor, y tiene claro que su compañero no lo supo valorar, por lo que se siente traicionado y burlado.
Es muy importante en terapia saber identificar si realmente se acepta la ruptura o no; para ello, es preciso conocer ciertas señales que demuestran que el afectado no ha superado el duelo amoroso por infidelidad. Estas son:
- Siempre tiene el deseo de saber sobre su expareja.
- Todas las conversaciones con familiares y amigos giran en torno a su situación.
- No ha podido retomar la rutina.
- Siente que a pesar de lo sucedido estaría mejor con él/ella.
- Teme que lo haya olvidado o que esté saliendo con otra persona.
Un miedo incesante de quienes no han superado un duelo amoroso por infidelidad, es que su expareja: los olvide rápidamente, que no esté sufriendo el mismo episodio de tristeza, no regrese en su búsqueda. El afectado mantiene la esperanza de que su expareja se arrepienta de las decisiones tomadas y le pida intentarlo una vez más, o que haya encontrado una nueva persona para compartir su vida. Este sería el peor de los casos para quien está sufriendo el duelo amoroso.
El paciente debe de llegar al punto de que esta experiencia es el cierre de una etapa, y puede ser el comienzo de otra aún mejor, y no necesariamente tiene que incluir a un nuevo amor. Cuando se procesa un duelo amoroso por infidelidad, es bueno centrarse en su persona, planificando nuevos objetivos a corto y mediano plazo, los cuales se orienten a cumplir metas personales.