Al menos una vez al año visitábamos a unas tías de mi padre en Tepatitlán jal., realmente me agradaba mucho ir, en aquel entonces era un pueblito muy típico, con mucho movimiento comercial, la actividad económica es todavía la ganadera y avícola, la gente es muy amable y todos se conocían, estoy hablando de hace mucho tiempo, actualmente Tepatitlán tiene más de 130 mil habitantes.
La casa de las tías era muy agradable, la típica casa de pueblo con grandes espacios, tenía un tiro de agua en uno de los patios, había una especie de ganchos donde se colocaban las riendas de los caballos cuando era la única forma de trasladarse, el gallinero en el último patio, y una bañera donde decían se bañaba su abuela, que estaba al salir de la habitación principal, ellas eran gemelas, yo las conocí ya mayores, los Robledo son longevos, las gemelas eran como medio religiosas, digo medio porque para vivir en ese pueblo tan católico ellas no seguían la religión tan estrictamente.
Incluso las dos fueron monjas en un período de su vida y las dos renunciaron a los hábitos, una se casó y tuvo un hijo y la otra permaneció soltera, al enviudar María de Jesús, regreso a vivir con su hermana Mercedes a la casa familiar. En esa casa había un sinfín de cosas interesantes, entre ellas unos baúles con grandes tesoros antiguos, fotografías de sus antecesores, cartas bordadas, porque no se conseguía fácilmente papel y pluma, estas cartas nos platicaban las tías las enviaba su madre y su abuela con mensajeros a caballo que tardaban varios días en llegar a su destino. Por la casa había colgadas pinturas de santos antiguos traídos de Europa, cajitas con monedas de otra época, figuras de madera tanto de santos y de algunos animales, era una casa llena de cosas muy interesantes, donde lo religioso era solo un tipo de decoración, el ahora llamado arte sacro.
Siempre tenían muchas ocupaciones, pues eran muy conocidas por los habitantes del pueblo, tenían actividades tanto sociales y religiosas, ellas sobre todo la tía mercedes daba catecismo en esa casa, pero a su modo muy peculiar, era como muy divertido, tenían a todos los niños muy concentrados en sus historias y yo que venía de colegio jesuita a veces les hacía ciertas correcciones y ellas simplemente me decían : “aquí es diferente la historia……”, ellas decían que el dios de ellas no era el castigador, y que no solo vivía en la iglesia, y que los sacerdotes y las monjas no eran superiores a nosotros, que no sabían porque la gente iba obligada a misa los domingos si no se iba realmente con las ganas de tener comunicación con dios, que la religión no debe ser impuesta, para los años 70’s estos pensamientos eran como motivos para excomulgar.
Quizás por eso salieron del convento, o las expulsaron, nunca pregunte, y yo creo que se les permitió seguir con clases de catecismo porque tenían una posición económica muy buena, y eran muy respetadas por todo el pueblo y por el clero, y no nada más por los sacerdotes del pueblo, también tenían sus contactos con el obispo de Jalisco, que varias veces estuvo como invitado en la casa.
Antes de la comida del medio día se tomaban un caballito de tequila, de verdad era algo así como ceremonial, yo veía como lo disfrutaban, un caballito nada más, pero hasta cerraban sus ojitos al tomárselo sentadas en unas mecedoras muy bajitas casi al ras del suelo. Cómo ellas tenían muy buena amistad con varias tequileros de la región, siempre tenían reservas especiales, me acuerdo que mi abuelo siempre que llegaba a Torreón Coah. a visitarnos, le llevaba a mi papa un galón de tequila, Pasábamos a la mesa donde siempre había abundancia y todo era muy fresco, yo veía que servían la comida y esperaba que ellas por ser ex monjas a lo mejor rezaban antes de comer, pero no, solo decían algo así: “espero que les gusten la comida de Cande” , que era la cocinera.
FRASE
Estas tías eran muy divertidas y a la vez muy genuinas, rompieron con todas las creencias religiosas de su época
