Las gemelas Robledo : Segunda parte

 

En la casa de Mercedes y María de Jesús siempre había visitas que llevaban regalos como gallinas, carne de res o de puerco, y verduras, la gente llevaba guisados y tortillas recién hechas, era  de llamar la atención, pues todos los días había gente que llevaba o mandaban, ellas consumían una parte, otra la mandaban a gente pobre que vivía en las afueras del pueblo.

Las  gemelas eran muy famosas, muy carismáticas, muy saludables con sus ochenta y tantos años, ellas tenían cierto poder en las autoridades de gobierno como en el clero, yo siempre le pregunte a mi papá porque eran tan populares y había tanta gente agradecida con ellas, ¿qué hacían?, pero no me contestaba  claramente, por mucho tiempo fue un misterio para mí. Pero me daba cuenta que Mercedes era más famosa o la buscaba más la gente, eso aun hacia que creciera mi curiosidad, ¿Qué hacía Mercedes para obtener tanta atención y agradecimiento, por parte de los habitantes del pueblo?.

Cuando yo cumplí 17 años fui entendiendo más el asunto de las gemelas, a mí no me quedaba claro sus labores y fui observando que a la tía Mercedes  frecuentemente la buscaban en la madrugada y a veces la gente iba llorando y ella siempre  se cambiaba de ropa por colores obscuros entre gris fuerte y negro, y rápido salía con las personas que iban por ella, jamás se negó, ni por la hora, ni por el día ni porque estuviera lloviendo, ella se apresuraba en silencio agarraba un librito, su rosario, su chal y su velo negro para el pelo, que tanto se usaba para entrar a la iglesia.

La tía María de Jesús, se encargaba de administrar dos ranchos que ellas heredaron de sus padres, ella hablaba siempre con los trabajadores, era la que vendía el ganado y todo lo relacionado a las siembras, y contactaba a los compradores en Guadalajara, desde las 5 am ella ya estaba poniéndose de acuerdo con el capataz y pasaban por ella para ir a supervisar los ranchos, dice mi papa que ellas de jóvenes siempre montaron a caballo y así se trasladaban por todo el pueblo.

Pero a mí la que me llamaba grandemente la atención era Mercedes, hasta que mi papa después de cansarlo con tanta pregunta, me dijo: “esta tarde después de comer la tía Mercedes te va a explicar realmente lo que ella hace, es tu oportunidad de hacerle todas las preguntas que quieras”, y por fin se llegó la cita y le pregunte ¿porque viene tanta gente?, ¿Por qué te vas a media noche?, ¿Por qué por lo general viene la gente corriendo y llorando? Y ella me contesto: “yo me dedico al buen morir”, yo me quede en blanco, al ver que no entendí me explicó : cuando un familiar ya está muy enfermo, ya está desahuciado, vienen y me piden que vaya a acompañar al enfermito hasta que muere,¿ pero y tú que haces? Insistía yo, yo lo tranquilizo, hablo con él, le pido que acepte su muerte y se despida de sus familiares, y después de esto me pongo a su lado a rezar hasta que muere.

Ella me explicaba que ya cuando moría la persona, ella lo bañaba y lo vestía dignamente para su funeral, su labor también consistía en avisar a la iglesia y programar la misa, el entierro y finalmente coordinar el novenario, como así era la tradición, y toda esa gente que venía a regalar pan, tortillas, aves entre otras cosas era gente agradecida porque ella atendió a su muertito.

Y le pregunte que hacia ella por la familia del difunto, y solo me contesto, yo solo los apoyo en la muerte y en los siguientes días en donde trascurren los rosarios, hasta ahí termina mi labor. En ese momento descubrí mi vocación, en ese instante me quedo claro a lo que yo quería dedicarme, a quienes apoyar, pues pensé ¿Qué hace la familia con tanto dolor?, ¿Qué tienen que hacer ellos para incorporarse a la vida sin ese ser querido?.

Comencé a investigar y mi madre me llevo con una psicóloga para que me hicieran pruebas vocacionales y conocer mis aptitudes y ya con los resultados comencé a trazar mi camino profesional, en donde el primer paso era estudiar  la carrera de psicología y después especializarme en Tanatología.

Entendí porque las  gemelas a media tarde disfrutaban tanto su copita de tequila, las dos tenían trabajos muy estresantes,  María de Jesús, fumaba mucho y a veces un puro, con su tequila. Yo hace 13 años deje de fumar, a veces  después de un largo día de consulta llego a mi departamento y me sirvo una copita, y entiendo a las tías.

FRASE

Definitivamente tenía que cruzarme por el camino con la tía Mercedes para descubrir una de mis pasiones:  la tanatología.

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