Si quieres llevar una vida emocionalmente sana, la regla es: superar las heridas del pasado y mirar con ilusión el futuro. Se dice fácil, pero en muchos casos es todo un proceso.
La dra. Marian Rojas Estapé reconocida psiquiatra española, define la felicidad como la capacidad de vivir instalado de manera sana en el presente, habiendo superado las heridas del pasado y mirando con ilusión el futuro. Los que viven enganchados en el pasado son la gente depresiva, neuróticos y resentidos, en cambio, los que viven angustiados por el futuro son los ansiosos. La depresión y la ansiedad son las dos grandes enfermedades del siglo XXI.
Seguido vemos la siguiente frase y que lamentablemente no le hacemos caso: “el 90% de las cosas que nos preocupan nunca jamás suceden, pero el cuerpo y la mente las viven como si fueran reales”.
Vivimos , dice la psiquiatra sumergidos en un sinfín de teorías: ¿y si no apruebo?, ¿Y si me despiden?, ¿y si no me aceptan en la universidad?, ¿y si no llevo a cabo bien este proyecto?, ¿y si no renuevo la beca?, ¿y si mi pareja me deja?, ¿y si a mi hijo le sucede algo?, ¿y si se enferma?, ¿y si se enferman mis padres?, ese “ y si…..” constante tiene un impacto muy fuerte sobre el cuerpo y la mente, no olvides que solo puedes actuar, sentir y responder en el momento PRESENTE, tienes que responsabilizarte sobre tu actuación, en este instante. Sobre tu capacidad de proceder en el hoy y el ahora.
Realmente la mayoría de la gente que le preguntas, ¿Qué te preocupa? Te contestara sobre el pasado o sobre el futuro, definitivamente nos hemos olvidado de vivir en el presente.
El pasado aporta una fuente valiosa de información, pero no puede predestinar tu futuro, si estas enganchado en el presente puedes originar efectos negativos que van desde las emociones o sensaciones de melancolía, la frustración, la culpa, la tristeza o el resentimiento y a veces se puede llegar hasta la depresión. Y todos estos síntomas hacen que disfrutes de tu presente.
El perdón es un acto de amor, una actitud superior ante los demás y ante la vida. Perdonar es dar un bien tras recibir un daño, es una forma especial de entrega y eleva al ser humano. El desprecio, la agresión injustificada, la humillación, la traición, la infidelidad marital o la crítica puede generar niveles de sufrimiento tales que resulte muy difícil, por no decir casi imposible de superar.
Yo no voy a mentir, existe gente mala, pero la mayor parte de esta gente tiene una historia muy difícil, fueron hijos golpeados, o violados, amenazados, torturados, hijos de adictos, en fin, vienen arrastrando una serie de malas experiencias que los marcan de por vida y hacen que se comporten de forma negativa y hasta vengativa hacia otros seres humanos.
El sufrimiento en la vida puede ser realmente doloroso y tormentoso, razón por la cual hay que luchar para superar ese daño. Cuando uno se queda anclado en el odio, cuando no soy capaz de sanar mis heridas, o las ofensas recibidas se puede convertir en alguien resentido, agrio y neurótico.
El perdón es necesario porque genera dolor, perdonar alivia el dolor causado, evita el resentimiento, la capacidad de perdonar es exclusiva de la víctima, no depende del arrepentimiento de quien provocó la ofensa, aunque el que la provocó no se arrepienta. Perdonar es ir al pasado y volver sano y salvo.
El que no llega a perdonar, corre el riesgo a quedarse anclado en el rencor, el odio y en la venganza.