La gran mentira de los padres.

La mayoría de los padres tienen un hijo favorito, es una gran mentira esa frase: “a todos mis hijos los quiero igual”, siempre habrá un trato diferente hacia uno, y a veces en una forma demasiado clara que llega a que los menos favorecidos de ese amor lleguen a síntomas como la depresión o simplemente se vayan al camino de las drogas, como una forma de refugio.

Y esta diferenciación entre hijos no solo se da en México, según un estudio realizado en el Reino Unido, un 74% de las madres y un 70% de los padres tienen un trato preferencial hacia alguno de sus vástagos. Las razones son diferentes y variadas desde favorecer al más desvalido o, simplemente al más parecido a ellos.

En ocasiones, el favoritismo de algunos de los padres por alguno de sus hijos suele ser sutil, y pasar prácticamente desapercibido. Por este motivo, el tema sigue siendo uno de los grandes tabús tanto para madres como para padres que intentan ocultar su favoritismo y dejarlo silenciado ante la culpa del impacto que esto pueda causar en la autoestima del que no es “el elegido”, aparte pude generar una rivalidad entre hermanos.

Los hermanos de la serie Succession
(HBO, 2018)

No obstante, las investigaciones también muestran que la mayoría de los niños no pueden decir realmente quién es el hijo favorito de sus padres y más de un 60% de las veces incluso identifican incorrectamente al preferido. Por tanto, el problema real radica en cómo los padres manejan la percepción de favoritismo hacia sus hijos. En este sentido, la mayoría de los desequilibrios que pudieran existir se pueden abordar con tácticas tan simples como la demostración de cuidado y atención.

“No todos los padres tienen un hijo favorito, pero muchos sí”, afirma Jessica Griffin, profesora asociada de psiquiatría y pediatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Massachusetts. “Los datos sugieren que las madres en particular muestran favoritismo hacia los niños que tienen valores similares a los suyos y que se involucran más con la familia”, agrega Griffin. Asimismo, una encuesta realizada por YouGov, recoge que, cuando los padres que admiten tener un hijo predilecto, el orden de nacimiento juega un importante papel. En este sentido, un 62% de los progenitores dijo sentir preferencia por su hijo menor. El 43% de los padres con tres o más hijos, prefieren al último y un 19% se inclina por el mayor, siendo el resto del porcentaje para el hijo mediano.

 No es malo sentir predilección por un hijo. Eso no significa que quieras menos al resto de tus hijos, menciona Vijayeti Sinh, psicóloga clínica en el Hospital Mount Sinai de Nueva York, asegura que un favoritismo hacia un niño más pequeño a menudo tiene que ver con las habilidades sociales y emocionales asociadas con el orden de nacimiento. «A medida que los padres adquieren más práctica en la crianza de los hijos, tienen una mejor idea de cómo quieren dar forma a la infancia de sus hijos y qué atributos son más importantes para transmitir», afirma Sinh. 

Griffin argumenta que es perfectamente lícito y es, incluso, esperable que los padres tengan favoritos, y que no deben sentirse culpables por sentirse más próximos a un niño que a otro. “Lo importante es recordar que tener un hijo favorito no significa que quieras menos a tus otros hijos”, concluye.

Pero definitivamente deben de ser cuidadosos los padres, porque ese favoritismo si es claro y exagerado, puede afectar generando problemas emocionales relacionados con ansiedad, depresión, aislamiento social, síntomas de apatía o agresividad. Puede dar lugar a la aparición de envidia y celos, que generarán rivalidad y problemas en la relación entre los hermanos, y hay casos que si es una persona “frágil” que va arrastrando toda una problemática con los padres puede presentarse hasta ideas de suicidio. 

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