La infidelidad es una adicción. 

Lamentablemente cada día conocemos y nos damos cuenta que son más los casos de matrimonios o parejas que se ven afectados por una infidelidad, la infidelidad ocurre cuando un individuo no respeta la fidelidad que le debe a alguien o algo. Una persona fiel es quien se comporta con lealtad, mantiene su compromiso. El individuo infiel actúa de manera contraria siendo desleal.

Es muy común hoy en día sufrir una ruptura de tipo amorosa y que la razón sea por una infidelidad, para la gran mayoría de las personas es un gran miedo a experimentar que su pareja le falle, estamos viviendo tiempos donde el compromiso parece no ocupar un lugar muy protagónico en las relaciones.

Hablamos de infidelidad cuando se rompe un acuerdo, implícito o explícito, entre dos personas que mantienen un vínculo amoroso, a raíz de una tercera persona. Las personas tienen el conocimiento del significado de ser infiel. La infidelidad quebranta la confianza entre la pareja.

Esto es sencillo de explicar y hasta cierto punto “normal” que suceda en las parejas que inicie ciertos problemas en las relaciones sexuales y en el mayor de los casos no hay buena comunicación. Un infiel es un individuo que habitualmente quebranta las normas básicas en las que se basa una relación de pareja.  Bien sea por deseos hacia otra persona, porque se siente sumergido en una monotonía o falta de nuevas sensaciones en su propia relación. La persona infiel busca nuevas experiencias y sensaciones en otros, sin expresarle con anterioridad esta sensación a su pareja.

No obstante, la definición de infidelidad la crea la pareja, depende mucho de lo que ellos opinan sobre el tema y establece como límites. «Algunos piensan que si no hay sexo no hay infidelidad, otros creen que basta con pensar en otra persona y/o fantasear con la infidelidad. 

Por otro lado, los especialistas sostienen que no hay una única causa que pueda desencadenar dicha conducta. «La infidelidad es producto de una múltiple interacción de factores, no hay un determinismo genético ni social ni psicológico», destacó el psicólogo Diego Dutto.

 

Para muchos, es causada por un mal manejo de las dificultades que se presentan normalmente en cualquier relación. La persona infiel siente que no obtiene la satisfacción que necesita en su pareja y la busca afuera.

Se dice que el atractivo de la infidelidad se centra en la búsqueda desesperada de afecto, cuando no es obtenido de la pareja; de sexo o bien por la adrenalina que genera la situación, que es lo más común, Algunos hallazgos en la psicología. demuestran que los infieles pueden ser los más celosos, lo que demuestra padecen una autoestima débil y de un gran complejo de inferioridad, la cual busca recompensarse gustándole a otras personas. 

Existen muchos serios estudios sobre la infidelidad, pero, hasta la fecha, no hay un determinismo, lo natural es sentirse atraídos hacia otras personas que no son nuestra pareja. En cambio, lo cultural es controlar o reprimir esa atracción, sea por amor o por ciertos valores.

El apetito sexual, puede ser diferente entre una persona u otra. El nivel del apetito sexual tiene un componente genético a veces difícil de controlar. Algunas personas pueden sentir un interés mayor en el sexo mientras que otras manifiestan un menor interés en el sexo. Algunos individuos se dejan llevar por su deseo sexual, siendo esto por un factor netamente físico, pura atracción.

En estos casos, es el hombre el que suele experimentar un mayor deseo sexual, un impulso que lo envuelve en una infidelidad, principalmente sexual, pero no afectiva.

Un factor importante es el aprendizaje de la conformación de vínculos. Es decir, cómo aprendí desde mi infancia, cómo son las parejas , como se deben de relacionar y sobre todo los límites sanos entre ellos. Esto se da a muy temprana edad según lo que los niños ven en su hogar, lo que se les dice en la escuela, etc. El modo en que los adultos discuten y ponen límites a sus parejas va sentando precedentes en la mente de los niños que luego influyen a la hora de conformar la propia pareja.

Así, un niño o niña cuyos padres tuvieron problemas por infidelidades reiteradas y perdonadas percibirá que dicha conducta no es grave y la naturalizará. Por el contrario, una infidelidad no perdonada y un límite puesto a tiempo generará un precedente más cercano al autocuidado y al autorrespeto.

Cuando la infidelidad se mantiene como un patrón de conducta y se repite a lo largo del tiempo y en diferentes relaciones, estamos hablando ya de una conducta patológica, es ya nombrada una adicción sexual. Queda claro que la infidelidad no distingue géneros, simplemente operan diferentes, los hombres por lo general cometen errores y son descubiertos, las mujeres son más inteligentes y discretas.

El contexto social en Latinoamérica tiende más a consentir la infidelidad masculina, siendo casi sinónimo de hombría, emparentado directamente con el machismo. Los hombres infieles casi no reciben condena social, por el contrario, las mujeres son más juzgadas

 

Octavio Robledo L.
Psicólogo clínico – Tanatólogo
Tel consultorio 669 982 52 36

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